El museo de arte en la isla de Theshima, obra del arquitecto Japonés Ryue Nishizawa en colaboración con la artista Rei Naito, sugiere una forma de entender la arquitectura desde la naturaleza. Una piel blanca camufla la galería que parece fundirse con el entorno. El museo camuflado sobre la piel.

En la ladera de una colina en la isla de Teshima (Japón), con vistas al mar interior de Seto y escondido entre el follaje, aparece el Museo de Arte de la Naoshima Fukutake Foundation. La obra es fruto de la colaboración entre el arquitecto Ryue Nishizawa, cofundador junto con Kazuyo Sejima del estudio de arquitectura SANAA, y la escultora japonesa Rei Naito. Se trata de una pequeña pieza con forma de gota de lluvia, situada en un emplazamiento excepcional. El Museo de Arte de Teshima abrió sus puertas en el año 2010 para el Festival Internacional de Arte de Setouchi que se llevó a cabo en la zona portuaria de Takamatsu y permanece abierto al público desde entonces. El visitante se aproxima a pie al centro de arte a través de un sinuoso camino dentro del bosque desde el que apenas se percibe la pieza principal. Ésta aparece rodeada de amplios campos de arroz en terrazas, restaurados con la ayuda de residentes locales. Al cuerpo principal se suman, junto al camino, dos pequeñas piezas que albergan la cafetería, tienda y guardarropa. El espacio de la galería, entre orgánico y minimalista, se compone de una gruesa cáscara de hormigón de 25 centímetros con dos aberturas elípticas. La cáscara de hormigón cubre una superficie de 40×60 metros con 4,5 metros de altura máxima y carece de pilares o ayudas estructurales visibles.

La piel blanca de la galería anima al visitante a introducirse en su interior y caminar libremente. El espacio cubierto se encuentra en continuo diálogo con el exterior a través de sus grandes aberturas. En el límite entre arquitectura y escultura, la galería no podría existir sin el entorno natural que la abraza. El proyecto de colaboración ha sido diseñado para interactuar con los bosques circundantes dónde la arquitectura no existe sin el cielo y la tierra que la rodea. Los dos grandes huecos elípticos definen y orientan el espacio cubierto. Bajo la piel, los sonidos del mar y el follaje reverberan en el espacio abierto, mientras el agua de la lluvia se desliza libremente en su interior. La estructura alberga el trabajo de la escultora Rei Naito titulado Bokei, que podemos traducir como matriz. La obra nos remite a la imagen del interior de una figura materna. La humedad del agua subterránea se filtra hasta la superficie dentro de la galería. Las gotas de agua se acumulan libremente bajo la piel y son guiadas por el viento que entra en la estructura a través de las aberturas. Las gotas de lluvia conviven con las pequeñas resinas de Rei Naito que las emulan permanentemente sobre la superficie de la galería. La distinción entre la delicada obra de la escultora y el agua acumulada de forma natural en el interior se hace complicada en el recorrido. El ambiente fluido del interior cambia según la hora del día y la estación del año dejando múltiples visiones y escenas con el transcurrir del tiempo y el movimiento del visitante.

Las luces y sombras en la galería crean una escenografía marcada por el ritmo del espacio natural donde se ubica. Las estaciones del año redibujan constantemente la pieza, en comunión con el exterior. El visitante queda enmudecido por el particular ambiente creado en el interior de la matriz, en la obra, escultura y arquitectura se dan la mano para transportarnos a un ambiente único. Más conocido por su estudio SANAA con Kazuyo Sejima, con el que ganó el premio Pritzker de arquitectura en el 2010, el trabajo de Ryue Nishizawa con su estudio en solitario ha comenzado a adquirir relevancia desde hace unos años. Es sin duda un ejemplo de la obra más sensorial proyectada desde Japón, dónde la arquitectura de los sentidos tiene una larga tradición. El Museo de Arte de Teshima es en definitiva un ejemplo más de las obras sensitivas y abstractas del arquitecto Ryue Nishizawa.

Texto: Ester Giménez
Foto: Ryue Nishizawa

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