Jesús Colmenar

Primero en Globo Media, y luego en Vancouver Media, el realizador Jesús Colmenar lleva en el núcleo duro del equipo del guionista Álex Pina desde Los Hombres de Paco.

A partir de Vis a Vis, y siguiendo con El Embarcadero, ya figura en los créditos como Productor Ejecutivo: se ocupa de la estética, y participa en el guión.

Hablamos con Jesús Colmenar del fenómeno global que ha supuesto La Casa de Papel, cuya cuarta temporada se estrena en Netflix el próximo 3 de abril.

Y de Sky Rojo, la nueva serie de Álex Pina y Esther Martínez Lobato para Netflix, que cuenta como tres prostitutas (Verónica Sánchez, Yany Prado y Lali Expósito) se dan a la fuga tras dejar paralizado al proxeneta que las explotaba.

En esta nueva serie, cuyo rodaje acaba de arrancar, también participan Miguel Ángel Silvestre, Asier Etxeandía y Enric Auquer, que recibió un merecidísimo Goya al Actor Revelación por Quien a hierro mata.

 

¿Ya está todo listo para la cuarta temporada de La casa de papel?

Sí, claro. Ya hemos terminado el montaje, la sonorización, la música… Todo listo.

¿Mucha presión con este esperado estreno para 190 países?

Hay presión, por supuesto. Pero no puedes trabajar pensando en que 100 millones de personas van a ver lo que has hecho. Así que seguimos como siempre.

Netflix tampoco os dice las cifras exactas, ¿no?

No. No hay cifras oficiales. Netflix es muy prudente con eso. Pero hay datos, que ya son muy conocidos, como que ha sido la serie más vista o que la tercera temporada ha sido visionada por 37 millones de cuentas, que son compartidas, durante las dos primeras semanas.

Enorme. Dejasteis al mundo en ascuas con el personaje de Alba Flores desangrándose. Y más teniendo en cuenta que hoy en día, en todos los institutos, todas quieren ser Nairobi. ¿Visteis venir que Alba iba a coger tanto vuelo?

Es una actriz de raza, con mucha potencia, que hace muy suyos a sus personajes. Ya trabajamos con ella en Vis a vis, y conocíamos la energía que transmite en las escenas.

Pero al principio era un personaje que casi no existía. Lo creamos en el último momento, cuando estábamos a punto de empezar a rodar. Así que prácticamente se fue construyendo durante el proceso.

Nairobi en La Casa de Papel

Jesús Colmenar: «La casa de papel nació como una serie para el prime time español»

La nieta de Lola Flores es como un icono de españolidad. Igual el éxito de la serie radica en esa combinación de sabor autóctono y de profesionalidad a la americana, ¿no crees?

Nuestras referencias son más cinematográficas. No pretendemos hacer una serie realista. Así que sí, hay algunos puntos, como Alba, que nos anclan en nuestra cultura.

Pero cuando hablamos de la policía, no pretendemos reflejar a la policía española, sino que intentamos recrear el universo de las heist movies (películas de atracos) y del cine de acción, unos códigos que el espectador ya conoce.

La casa de papel nació como una serie para el prime time español, pero al final parece que hemos dado con una serie de claves con las que espectadores de todo el mundo pueden conectar.

En la tercera parte, con el paso de Antena 3 a Netflix, se notó un salto presupuestario importante, con localizaciones exóticas, etc. ¿Esta va a ser igual de espectacular?

Naturalmente. Hemos tenido más libertad creativa que en el marco del prime time, pero seguimos siendo el mismo equipo y hacemos la misma serie. Esta cuarta parte va a sorprender, va a ser más dura y oscura que las anteriores.

En los últimos capítulos de la tercera parte, aparece fugazmente Belén Cuesta, premiada con el Goya por La trinchera infinita. Cuesta creer que no vaya a cobrar mayor relevancia…

Sí, no te voy a engañar. Era importante introducirlo en la tercera, y fue gracioso tener a Belén Cuesta de figurante. En la próxima cobrará mucha relevancia. Pero no te puedo adelantar nada más…

Antes hablabas de referencias cinematográficas. ¿Podrías citarme algunas?

La verdad es que no pensamos en nada en concreto. Es la cultura pop que llevas dentro. Yo soy un amante del cine comercial americano, porque son las películas con las que crecí: Ron Howard, Robert Zemeckis, Steven Spielberg, etc.

La jungla de cristal es una de esas películas que no puedo dejar de ver si la ponen por la tele. Y luego está, claro,  Ocean’s Eleven, Tarantino, Robert Rodriguez o ese cine de Luc Besson, que mezclaba lo mejor del cine comercial americano con lo mejor del europeo en películas como Nikita o León, el profesional. Todo esto ha influido mucho en La casa de papel.

¿Y no os inspiráis de la realidad? La casa de papel me recordó al famoso atraco al Banco Central en Barcelona…

Nos documentamos mucho, claro, pero te cuento una anécdota graciosa: estábamos en un festival, y conocimos por casualidad al exdirector de la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre.

Le dijimos que estábamos planeando atracar la fábrica en una ficción. Se rio y nos dijo que era imposible. Le dijimos que, en nuestra serie, los atracadores entran en el camión que introduce las bobinas, dentro de las propias bobinas.

Se quedó con la cara blanca, y soltó: “¡Qué hijos de puta! Esa es una forma muy inteligente de entrar”. Así que, para imaginar la historia, nos sentamos alrededor de una mesa, como auténticos atracadores.

La máscara de Dalí se parezca tanto a la de Anonymous… ¿Qué puedes decirme de la dimensión política de la serie?

Se parece, pero la creamos de cero. En un principio pensamos en El Quijote, pero nos acabamos decantando por Dalí. Y no podíamos imaginarnos todo lo que ha sucedido desde entonces. Para mí, es muy emocionante.

Cuando en las noticias ves revoluciones que se están dando por el mundo, y que salen con el mono rojo y la máscara… La serie refleja una lucha muy abstracta que cada cual puede adaptar a la suya. La idea era desarrollar una iconografía como la que creamos con los monos amarillos de Vis a vis.

«Ya hemos rodado los dos primeros capítulos de Sky Rojo»

Y Sky Rojo, ¿cómo está?

Hemos rodado los dos primeros capítulos. No va a ser una serie tan espectacular a nivel de acción, pero sí muy trepidante. Es un thriller pulp, una huida, una road movie, con capítulos de 25 minutos.

Me intriga muchísimo esa duración tan corta. ¿Está mermando la capacidad de concentración del espectador?

Netflix apuesta por el binge watching, el consumo compulsivo. Cuelgan la serie entera, y la gente la ve del tirón. La casa de papel es una de las series que más se consumen de esta manera.

Un cambio importante respecto al prime time español, donde igual un capítulo empezaba a las 22:45, y terminaba a la una, por culpa de los anuncios. Los directores nos matamos por dar coherencia y un ritmo interno a los capítulos, y cuando lo veíamos en la tele estaban reventados por la publicidad.

Y también nos preguntábamos quién podía ser tan fan para quedarse hasta tan tarde. La plataforma nos ha dado la libertad de dejar de sentirnos como contenedores de publicidad. Y han pensado en nosotros para ir más lejos.

Hasta ahora el formato de 25 minutos era para las sitcom, y este va a ser el primer thriller adrenalínico en este formato. Aunque tenga ocho capítulos, al final va a ser un visionado de cuatro horas.

Como El irlandés, de Scorsese. El problema es que una película de larga duración se le hace cuesta arriba al público. Creo que porque se han acostumbrado al los estímulos constantes de las series, donde la acción nunca se relaja. ¿Cómo lo ves?

Sí, es curioso. Para el espectador una película que dura cuatro horas no es lo mismo que una serie que dura lo mismo, porque tiene la posibilidad de salirse en todo momento. Voy a ver uno, luego cae otro, etc. Aunque solo quiera ver uno, como acaba en alto, con un cliffhanger, pues le va dando al play.

Tiene una sensación de enganche generada por el punto en el que acaba cada capítulo. Hay algo en la cosa del maratón que genera como unas endorfinas. No puedes parar. Todo lo hemos vivido.

No sé si eso es algo extremadamente positivo, y menos para el cine.

El cine es un superviviente. Cuando apareció la televisión, ya se decía que el cine iba a morir. Pero hay algo en compartir con gente anónima en una sala de cine que no se puede perder. Yo voy mucho. Hay gente que ataca a las series, y no lo puedo entender.

Mi verdadera competencia es Instagram. Es tal la cantidad de estímulos que recibe el usuario con todo ese entramado audiovisual que tiene en el móvil que hay que lograr que tu obra capte la atención en todo momento. Hasta a mí me pasa.

En cuanto podemos retirar un momento los ojos de la pantalla, porque hay una secuencia que no nos interesa tanto, enseguida cogemos el móvil. ¡Hasta hay gente que lo enciende en el cine para mirar su Whatsapp! Es terrible.

www.netflix.com

Entrevista: Philipp Engel
Foto cabecera: Jesús Colmenar, Úrsula Corberó (Tokio) y Álvaro Morte (El Profesor) en el Rodaje de La casa de papel, fotografía de Tamara Arranz

cartel La Casa de Papel temporada 4

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