«Canto Cósmico. Niño de Elche», el documental

Canto Cósmico, una aproximación a la personalidad inasible e inabarcable de Paco Contreras, todavía conocido como Niño de Elche (aunque ya sume 36 añitos), a través de algunos de sus múltiples, ya incalculables, colaboradores.

Desde la dramaturga Angélica Liddell, con la que el revolucionario cantaor trabajó en el montaje «Una costilla sobre la mesa». Madre (2019), a Eric Jiménez, batería de Los Planetas, con los que el flamenco renegado grabó el disco Fuerza nueva (2019).

Pasando por el inevitable C. Tangana, el escritor Ramón Andrés, el influyente flamencólogo Pedro G. Romero o el artista Ernesto Altillo, que orquesta la procesión que cierra la película. Un grupo de hombres y mujeres (sobre todo hombres) completamente desnudos que llevan a cuestas una figura envuelta en sábanas.

«Canto cósmico» es una subyugante serie de estampas en movimiento

«Canto cósmico», que se inspira en Val del Omar –nuestro cineasta vanguardista por excelencia–, no es el típico y tópico rockumental, en el que se alternan bustos parlantes lanzaelogios con imágenes de archivo sacadas de clips y actuaciones. Todo lo contrario.

Marc Sempere Moya, otro de los innumerables colaboradores de Contreras, siguió de cerca al que considera como un buen amigo a lo largo de un agitado lustro. Y se perdió por el camino, en el dédalo de colaboraciones continuas, hasta que la productora y realizadora Leire Apellaniz le rescató del laberinto.

El resultado es una subyugante serie de estampas en movimiento, que van de lo muy privado, la familia o él mismo, solo en su casa reordenando los libros (entre ellos las memorias de Speer), a las múltiples facetas de su obra, pinchando con Los Voluble o aporreando el suelo con un martillo gigante.

Hasta sale una peña flamenca, muy preocupada por todo lo que desafía la ortodoxia. Citando como precedente lo más evidente: el Omega, de Enrique Morente y Lagartija Nick, uno de los discos clave de nuestra historia musical. Sin Omega, un Niño de Elche resultaría muy difícil de imaginar.

ninodeelche.org

Texto: Philipp Engel