Cinco años de silencio pueden parecer una eternidad en el pequeño universo de la música electrónica, sobre todo para un tipo tan prolífico como el noruego Hans-Peter Lindstrøm. Pero ya se sabe que nadie está a salvo de un fantasma, el del bloqueo creativo, que siempre anda al acecho. Añadan a esto una búsqueda obsesiva por la perfección a la hora de entrar en el estudio de grabación, y empezarán a entender la cantidad de sudor y sangre que el productor noruego ha tenido que invertir para sacar adelante su nuevo disco, el esplendoroso It’s Alright Between Us As It Is (Smalltown Supersound, 2017).

 

 

It’s alright between us as it is es tu primer disco en cinco años. ¿Has estado ocupado con otras cosas, o tal vez se agotó tu inspiración tras publicar dos discos, Smalhans (12) y Six cups of rebel (12), en un mismo año? Es una mezcla de las dos cosas. Aunque la verdad es que he estado ocupado en hacer nada, porque no tengo muy claro dónde han ido a parar esos cinco años…

Smalhans y Six cups of rebel eran criaturas muy diferentes. El segundo exploraba la vertiente más experimental de tu música, mientras que Smalhans significaba una celebración de ese cosmic disco al que todo el mundo te asocia. ¿Qué te empujó a publicar dos discos tan diferentes en un margen de tiempo escaso? Comencé a trabajar en Smalhans al terminar Six Cups Of Rebel, y para mi sorpresa lo terminé muchísimo más rápido de lo que nunca habría imaginado. Al mismo tiempo, la gira en la que me había metido estaba resultando complicada, tanto por la dificultad de llevar al directo los temas de Six Cups Of Rebel, como porque el público no terminaba de conectar con el material. Así que sentí la necesidad de publicar rápidamente algo más accesible y más fácil de tocar en directo.

Tu nuevo disco, It’s alright between us as it is, está a medio camino entre el material de Smalhans y el álbum que grabaste con Christabelle. Algunas de las canciones tiene esos ritmos motóricos, esas atmósferas de aire espacial que tan bien sabes construir, mientras que otras son ejercicios puros de disco-pop. ¿Qué idea tenías cuando empezaste a trabajar en el disco? La verdad es que grabar un disco ni siquiera entraba en mis planes, se trataba más bien de un proceso de prueba y error, de acumular en el cajón un montón de proyectos a medias. Estaba trabajando en diferentes canciones a la vez, y en algún momento me di cuenta de que encajaban bastante bien entre sí.

De hecho, esas dos vertientes se mezclan perfectamente, hasta el punto de que It’s alright between us as it is parece compuesto como una única entidad, como una especie de viaje. Después de descubrir que existía esa afinidad entre algunas de las canciones comencé a trabajar en transiciones entre las distintas pistas, de manera que enlazaran unas con otras de una manera más natural. Y de algún modo mágico, todo encajo a la perfección (risas).

Me interesa la manera en la que realizas tus producciones. Por un lado, parece que existe una fuerte carga de improvisación, como si las ideas surgieran después de realizar una jam en el estudio. Por otro lado, hay muchos arreglos y detalles por todas partes, lo que sugiere un notable trabajo de post-producción. Se trata de una combinación de ambas cosas, aunque la verdad es que dedico un cinco por ciento del tiempo a crear las bases y la estructura de la canción, y el noventa y cinco restante en la post-producción. Sé que esto puede sonar extravagante, y que es una manera muy poco sana de enfrentarse al mundo de la producción musical, pero es lo que me sale. Me resulta muy complicado decidir que una canción está terminada, y que no hay que darle más vueltas.

It’s alright between us as it is es un disco relativamente corto, apenas nueve canciones en cincuenta minutos. Así que imagino que muchas cosas se habrán quedado fuera.  En algún momento llegué a pensar en grabar más material para que el disco fuera doble, pero eso hubiera supuesto seguir estrujándome los sesos durante mucho más tiempo y posiblemente ahora no estaríamos hablando. Estoy bastante contento con el equilibrio que ha alcanzado el disco tal y como está. Por lo menos, un noventa y cinco por ciento feliz (risas).

Por último, el disco contiene varias colaboraciones vocales, a cargo de artistas como Frida Sundemo, Grace Hall o Jenny Hval. ¿Escribiste las canciones pensando en ellas, o has trabajado en un formato más colaborativo, con las dos partes aportando ideas? Cuando comencé a trabajar en el disco, allá por 2013, quería que cada canción contara con uno o más cantantes, pero esa idea se fue diluyendo con el paso del tiempo: ten en cuenta que esas tres canciones han necesitado cuatro años de espera y un trabajo muy duro de post-producción para alcanzar su madurez (risas). En cuanto a la producción, ninguna de las pistas vocales se grabó en mi estudio, sino que trabajamos por correo electrónico. Les envié bases e ideas a cada una de las cantantes, y ellas me devolvían propuestas grabadas de vuelta. Así que el resultado es algo parecido a lo que sucede cuando te mandan las pistas de una canción para que trabajes en una remezcla. No creo que la magia suceda necesariamente cuando estás grabando con otra persona en la misma habitación.

El título del disco está sacado de una película de Bergman, Fresas salvajes. ¿Existe alguna relación entre el disco y la película? Es un buen título, sólo eso. Estoy obsesionado con las películas de Bergman, y descubrí la frase mientras veía por enésima vez Fresas salvajes, pero no existe otra relación oculta. Me gusta buscar títulos con algún significado extraño, como el What are you doing the rest of your life de Bill Evans.

En los últimos años ha disminuido radicalmente el número de remezclas que produces. ¿Estás cansado del formato? Este año he grabado unas cuantas a medias con Prins Thomas, aunque es cierto que decidí dejar de hacerlas a solas porque tardo demasiado tiempo en terminarlas. Pero con Thomas somos capaces de repartirnos el trabajo y terminan saliendo remezclas mejores en mucho menos tiempo. En cuanto al formato, recibir unas cuantas pistas bien grabadas, y tener la posibilidad de remezclarlas con total libertad creativa puede ser muy gratificante. De hecho, se trata de mi manera favorita de cooperar con otros artistas.

Y hablando de Prins Thomas, ¿hay posibilidades de que grabéis un tercer disco a medias? Lo hemos estado hablando bastante en los últimos meses, pero todavía no hemos encontrado el momento de llevarlo a cabo. Es sólo cuestión de tiempo, imagino.

¿Y qué me cuentas de la otra colaboración que tienes en marcha, con Todd Rundgren y Emil Nikolaisen? ¿Cómo salió adelante algo tan marciano? ¿Tres freaks haciendo música freak? ¡Ningún problema! Soy, y siempre he sido, un gran seguidor de Todd Rundgren, y la posibilidad de trabajar con él resultaba completamente irreal. El disco que hicimos a medias tuvo que superar un montón de dificultades, y no fue nada sencillo terminarlo, pero también nos dejó muchos momentos gratificantes. Sin duda, es el proyecto del que más orgulloso me siento de formar parte.

Para terminar, imagino que estarás pensando en realizar una gira con el material del disco. ¿Qué tipo de espectáculo vas a montar? ¿Llevarás una banda de directo? Creo que seguiré manejándome con lo que mejor conozco: un portátil y unos cuantos controladores MIDI. No es el espectáculo más interesante a nivel visual, lo sé, pero me permite salir de gira sólo con una mochila. En ese aspecto, me siento más cercano a un DJ que a un artista “de directo”, pero la verdad es que comencé a grabar música electrónica porque estaba cansado y enfermo de tocar en bandas. Y en ese sentido, viajar a solas me mantiene sano.

lindstrom.bandcamp.com

Entrevista: Vidal Romero

Entrevista selección Jägermusic.

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