Hay fotógrafas que se dedican a capturar el mundo y otras que lo devuelven. Kim Wieland aka Kiwi pertenece a esa segunda especie. Nacida en Alicante bajo el agua, criada entre mar y madera, interiorismo y carpintería, Kiwi lleva años jugando con los elementos: luz, cuerpo, paisaje, silencio. Todo en sus fotos flota, como si respirara mar. No es casualidad que ahora viva entre Llanes y Cádiz, dibujando con el objetivo esa frontera blanda entre el adentro y el afuera.

La historia de Kim Wieland con la fotografía fue un accidente bonito. Empezó como ayudante detrás de otra cámara, casi por inercia, hasta que descubrió que los errores también podían ser belleza. Y desde entonces, todo fue crear.

Primero nieve, hoteles, publicidad; luego mar, surf, skateboaring, y sobre todo, mujeres. Mujeres que se atreven, que se descubren. Almas femeninas que entienden que la fotografía no es solo un disparo, sino una experiencia. Kiwi las acompaña en ese viaje íntimo: ayudarlas a verse de nuevo, sin filtros, sin prisas, sin máscaras. Devolver la luz a quienes sienten que se les ha apagado por dentro. Una especie de alquimia emocional, de esas que te sacuden despacio.

Kim Wieland

La fotografía emocional de Kim Wieland: cuando la belleza de lo real supera a la perfección

Sus sesiones no son sesiones: son rituales. Retiros donde una puede llorar o reír sin miedo, mientras baja el telón y se muestra vulnerable. Porque cuando todo fluye, nada influye. Esa es la magia de su trabajo: crear un espacio donde lo que pesa se queda fuera, donde la piel se convierte en relato, donde el cuerpo es refugio. Sus imágenes invitan a habitarse, a reconocerse desde otro lugar.

Kim Wieland

En la fotografía de surf, Kiwi encontró un espejo. No se trata solo de capturar a alguien cabalgando el mar, sino de atrapar ese instante suspendido donde el miedo y la libertad se tocan. Su fotografía de surf no persigue la hazaña, sino la emoción y los detalles: la cara empapada de sal, la respiración contenida, la danza íntima entre el cuerpo y el agua. Para ella, cada sesión en el mar es un rito de paso, una reconciliación con lo salvaje. Y es ahí, donde la belleza emerge con más fuerza.

Kim Wieland

Kim Wieland

Kim Wieland

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Hay mares, hay espuma, hay cuerpos que se abren al viento. Pero, en la fotografía de Kim, sobre todo, hay mujeres encontrándose a sí mismas. Belleza de lo que se mueve, la belleza de lo imperfecto, la belleza de lo que late. Dice que su fotografía es soñadora, que invita a sentir. Pero lo que hace es más valiente: te invita a verte, a mirarte con otros ojos, a sentirte a gusto, a quedarte. Y eso, amigas, es la magia de Kiwi.

Texto. Rosario Muñoz
Fotografías: Kim Wieland

 

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