Digitalism

Durante años, los dos miembros de Digitalism intentaron sacudirse de encima la etiqueta de “supervivientes de la nu-rave”, aquella moda efímera que intentó devolver el espíritu del indie rock a los clubes de baile a mediados de la década pasada. Para ello, probaron todo tipo de colaboraciones y cambios en su sonido, hasta llegar a un callejón sin salida. Un punto donde resultaba difícil reconocer a esos sinvergüenzas que mezclaban riff rockeros, sintetizadores épicos y disco filtrado en hits como “Pogo” o “Zdarlight”.

Doce años después de su debut, y un paréntesis en el que se han dedicado a montar su propio sello y cultivar el formato EP, Digitalism recupera la forma con el colorista “JPEG” (Magnetism, 2019). Un disco en el que miran sin complejos a sus inicios (y de paso, a la pista de baile), y que debe su título a la particular manera que tienen de enfrentarse a la producción, escribiendo sus canciones como si estuvieran “pintando” un cuadro. Desde su estudio en Hamburgo, Ismail Tüfekçi y Jens Moelle abundan en esta metáfora pictórica. 

 

Hace un par de años hablabais acerca de la muerte del formato álbum. Explicabais que su obsolescencia tenía que ver con los cambios que se han producido en la manera de consumir música y en la emergencia de aplicaciones que favorecen la escucha fragmentaria. Así que la primera pregunta es bastante obvia: ¿por qué habéis decidió publicar un nuevo álbum?

(Jens Moelle) Es una pregunta muy buena, y también muy comprometedora (risas). La verdad es que seguimos pensando del mismo modo. Cada vez hay más gente a la que le interesa escuchar álbumes, y que va saltando a través de playlists o canciones sueltas. Así que en esta ocasión decidimos probar una estrategia que mezclara las dos cosas. Hemos lanzado canciones sueltas durante varios meses, y al final ha salido el álbum, que funciona como resumen y conclusión de toda esta actividad. Durante los dos años anteriores habíamos publicado varios EPs, por lo que conocíamos los mecanismos necesarios para sacar esa idea adelante.

(Ismail Tüfekçi) Eso no significa que “JPEG” sea una colección de canciones. Teníamos el concepto del álbum en la cabeza desde el principio, y hemos trabajado en función de esas ideas.

Como habéis dicho, entre 2017 y 2018 publicasteis media docena de EPs, que no provocaron tanto interés mediático como “JPEG”. ¿A pesar de esos cambios, el álbum es todavía una carta de presentación más apropiada para llamar la atención de la prensa y los festivales?

(Ismail Tüfekçi) No creo que los dos formatos se puedan comparar. En general, los EPs te permiten mucha más libertad, son más inmediatos. Por otro lado, un álbum tiene que seguir unas reglas, no puedes limitarte a reunir una colección de canciones. En un álbum existe una visión general, alrededor de la que se organizan las diferentes piezas, y todo tiene que encajar en esos parámetros. Es como una banda sonora: la música va cambiando de estado de ánimo. Pasa por momentos que pueden ser eufóricos o recogidos, pero cada escena se pliega a una historia más grande.

(Jens Moelle) La diferencia es tan grande como leer una revista, con muchos artículos diferentes, o un libro, que tiene una estructura más profunda y unitaria. En cuanto a los medios y los festivales, es cierto que los EPs no funcionan de la misma manera. Aunque siempre te encuentras con alguna reseña o mención aquí y allá. Imagino que esto cambiará con el paso del tiempo, pero ese no es el motivo por el que hemos grabado “JPEG”.

Entonces, ¿cuál es el motivo?

(Ismail Tüfekçi) Como artistas, tenemos la necesidad de enfrentar retos para seguir creciendo. Un álbum es muy diferente a un EP a nivel de producción, requiere mucho más esfuerzo y concentración. Un esfuerzo que es cada vez más exigente, porque mientras más viejos somos y más sabemos, más nos cuesta completar canciones que nos gusten (risas). Para nosotros, cada álbum es como un nuevo comienzo, un desafío que nos obliga a crear mediante nuevas estrategias. Que nos obliga a adaptarnos a los tiempos que corren.

El título del disco, “JPEG”, se refiere al hecho de que “pintáis con música”. ¿Podéis explicar esa idea un poco mejor?

(Jens Moelle) Lo que queremos decir es que tenemos “impresiones” en nuestra cabeza. Imágenes y pensamientos que se nos ocurren mientras estamos de gira, y luego intentamos trasladar a un universo musical. Muchas de nuestras canciones no cuentan historias, no tienen un principio ni un final, son algo bastante más abstracto.

En ese sentido no funcionan como una película, sino como un cuadro o como una instalación de video. Incluso las letras son una abstracción: siempre las escribimos cuando la música está ya terminada. Esta vez hemos pasado mucho tiempo entre Londres y Hamburgo mientras grabábamos el disco. Por eso, la inspiración viene de nuestras experiencias en esas dos ciudades, de la vida más calmada en Alemania y las salidas a los clubes en Inglaterra.

“JPEG” es muy variado en estilo, pero al mismo tiempo resulta muy coherente. Habéis hablado de la necesidad de enfrentar la creación del álbum desde un punto de vista global. ¿Cómo se compatibilizan esos dos extremos? ¿Cuál es la idea global?

(Jens Moelle) Cada una de las canciones tiene su propia historia y un origen diferente, así que es normal que exista esa variedad de registros. Además, no queremos que el disco sea plano, debe tener vida y movimiento. Al mismo tiempo, es coherente porque utilizamos el mismo método de producción y los mismos sintetizadores. Acotamos la paleta de sonidos para que no resulte demasiado dispersa.

En cuanto a la idea global, podríamos decir que es como la banda sonora del verano, porque gran parte del trabajo se realizó en esa época. Hay una analogía que solemos utilizar y es que, si estuviéramos haciendo una película, Ismail sería el director y yo el director de fotografía, porque me gusta mucho perderme en los pequeños detalles, mientras que él siempre tiene presente el concepto general.

Varias de las canciones me recuerdan a vuestro primer disco, “Idealism” (2007). ¿Existe una voluntad por volver al pasado, a tiempos más sencillos que los actuales?

(Jens Moelle) No es algo premeditado, pero es cierto que ha sucedido. Es posible que se deba a que las canciones son más simples, a que hemos intentado huir de las complicaciones y las producciones demasiado historiadas. Quizás por eso suenan así. Aparte de que las hemos escrito nosotros.

(Ismail Tüfekçi) Cuando tienes medio millón de sintetizadores y de sonidos a tu alcance puedes empeñarte en hacer cosas muy barrocas y complejas. Pero en esta ocasión hemos decidido reducir la paleta de una manera voluntaria y trabajar de un modo más minimalista. Exprimiendo las herramientas en vez de acumular muchas capas que luego no podemos gestionar.

¿De qué manera trabaja Digitalism en el estudio?

(Jens Moelle) Básicamente nos dedicamos a coleccionar ideas, ese tipo de imágenes de las que hablábamos antes, y luego buscamos la mejor manera de combinarlas. Tenemos un archivo de ideas, melodías y ritmos hechos a lo largo de muchos años, esperando su turno para entrar en alguna canción.

Cuando trabajas con ordenadores tienes que tener un sistema que te permita archivar todos estos elementos, para que seas capaz de recuperarlos cuando te vienen a la cabeza, o cuando estás buscando materiales que encajen bien con las imágenes que tienes en la cabeza.  

Me produce mucha curiosidad el hecho de que tengáis vuestro estudio en el interior de un búnker de la Segunda Guerra Mundial. ¿Habéis grabado allí “JPEG”?

(Jens Moelle) Sí y no. Quiero decir, empezamos la grabación allí, pero a principios de este año nos mudamos a un espacio nuevo. Tenemos una ventana en el estudio, que es algo completamente nuevo para nosotros, no sabemos muy bien qué hacer con ella (risas).

(Ismail Tüfekçi) Es un edificio histórico, una casa del siglo XIX con techos altos de madera y una acústica estupenda. Nos gustaba estar en el búnker, era una parte importante de nuestra historia, pero la verdad es que se nos había quedado pequeño. No teníamos espacio para tener a mano todos los aparatos que utilizamos. Y andar sacándolos y guardándolos todo el tiempo es un trabajo que no merece la pena.  

A tope de sintetizadores y cacharros analógicos

He visto fotos de vuestro estudio antiguo, y es cierto que tenéis una buena colección de sintetizadores y cacharros analógicos. ¿Qué aporta ese equipo que no tengan los ordenadores?

(Jens Moelle) Lo principal es que son la mejor manera de acotar posibilidades. Cuando empezamos a pinchar, hace veinte años, teníamos que escoger con cuidado los discos que iban a la maleta y los que se quedaban fuera, porque al llegar al club ese era el material con el que hacíamos frente a la noche. Había que construir a partir de esos ladrillos.

Con los ordenadores, en cambio, tienes demasiado donde elegir, tanto a la hora de pinchar como a la hora de producir. Tener una paleta más reducida hace mucho más interesante todo el proceso. Con un ordenador puedes perderte en detalles, puedes dedicarte a refinar un sonido concreto durante meses, y lo importante siempre deben ser las canciones. 

Durante la entrevista habéis realizado varias comparaciones entre el hecho de hacer un álbum y componer bandas sonoras. ¿Os interesa ese campo? ¿Digitalism podría poner música a una película, una serie, incluso un videojuego?

(Jens Moelle) Es algo que nos gustaría, aunque tenemos que reconocer que resulta bastante complicado. Hace un par de años lo intentamos, estuvimos en Los Angeles trabajando para una película, pero fue una auténtica pesadilla. Había que grabar muchos fragmentos y crear música para escenas cortas y largas en un tiempo récord, y nosotros no sabemos trabajar de ese modo. Necesitamos tiempo para reposar las ideas y conseguir que todas las piezas encajen.

(Ismail Tüfekçi) Quizás deberíamos enfocarlo del mismo modo que uno de nuestros compositores favoritos, Ennio Morricone, que en la época del spaguetti western tenía la música hecha antes siquiera de empezar a rodar las películas. Cuando le llamaban desde algún estudio abría su cajón y sólo tenía que buscar la partitura que mejor funcionara. 

Hace tres años decidisteis montar vuestro propio sello, Magnetism. Con los tiempos que corren, ¿es sensato abandonar la calidez de una multinacional como EMI y lanzarse solos al mar?

(Jens Moelle) Posiblemente no, porque supone muchísimo trabajo. Pero el hecho de ser capaz de plantarte, de demostrar a la industria que no necesitas estar en una multinacional para que tu música se escuche en todo el mundo es importante, hace que te sientas muy bien.

(Ismail Tüfekçi) Si hubiéramos sabido todo el trabajo y esfuerzo que supone, no lo habríamos hecho. Pero ya es tarde para volverse atrás (risas). Hay muchísimas tareas que hacer, a nivel de distribución y de promoción, que nos quitan trabajo en el estudio. Antes, para hacer un disco nos bastaban cinco o seis meses, pero ahora necesitamos más del doble. Y nos cuesta encontrar momentos en los que podamos desconectar por completo de las otras obligaciones. Está muy bien probarte a ti mismo, pero tienes que ser consciente de todo lo que implica. 

Digitalism tiene nueva gira, que pasará por España en febrero. ¿Qué tipo de espectáculo estáis preparando?

(Ismail Tüfekçi) Estamos trabajando en un nuevo show, pero no tendrá demasiados efectos especiales. Queremos que esté mucho más centrado en la música que en las visuales o los efectos de luces. Cuando la gente viene a un concierto lo que quiere es pasarlo bien, y lo demás es accesorio.

DIGITALISM EN ESPAÑA
14 de febrero, Sala But (Inverfest), Madrid
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15 de febrero, Razzmatazz , Barcelona
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13 de junio, Palencia Sonora, Palencia
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19 de julio, FIB Benicàssim, Benicàssim, Castellón
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www.houstonpartymusic.com

www.thedigitalism.com

Entrevista: Vidal Romero
Foto: Will Zhang

Digitalism Tour JPEG 2020
Digitalism Tour JPEG 2020

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