Circuit Des Yeux, el proyecto de la estadounidense Haley Fohr, es un juego de palabras en el que se engarzan dos idiomas y varios significados distintos. Fohr lo describe como “el nervio que permite mirar al ojo”, pero reconoce también que es una especie de ready made, que cada persona puede interpretar a su manera.

La música que graba es también así: formada a partir de opuestos, intensa y repleta de aristas. Exige un esfuerzo al oyente, pero a cambio entrega obras tan redondas como ‘-io’ (Matador, 2021), su séptimo disco.

«Escribir -io ha sido un proceso muy lento y doloroso»

Has tardado cuatro años en escribir «-io». Es un plazo de tiempo inusualmente largo, al menos para tu ritmo habitual de trabajo. ¿Qué dificultades has encontrado? ¿Ha tenido algo que ver la pandemia de coronavirus?

Desde luego, es el disco que más trabajo me ha costado terminar. Escribirlo ha sido un proceso muy lento y doloroso. Los dos años antes de la pandemia fueron especialmente complicados para mí, por no llamarlos devastadores, así que cuando llegó el confinamiento ya llevaba algún tiempo aislada, encerrada en mí misma.

Digamos que la música me ha ayudado a superar esa situación, y en ese sentido -io es como un cuaderno de viaje, una herramienta con la que he puesto fin a esa etapa de mi vida. Me gusta pensar que esa herramienta podría funcionar también para la gente que escuche el disco.

Tengo entendido que perdiste a varias personas queridas antes de empezar a escribir el disco.

Ese fue parte del problema. Mi abuela tenía una enfermedad terminal y la estuve cuidando durante sus últimos meses de vida. Casi al mismo tiempo, perdí a un amigo muy cercano. Soy una persona depresiva, así que me costó lidiar con todas esas emociones.

Había días en los que ni siquiera era capaz de cantar o hacer música, que son dos cosas completamente naturales para mí. Me quedaba en la cama y, con suerte, escribía algunas líneas en un programa de partituras. Fue de ese modo, muy poco a poco, como empezaron a surgir las canciones. Ha sido un proceso lento, pero también muy personal; todo lo que suena en el disco lo he escrito y planeado yo misma, hasta la última nota.

Circuit Des Yeux

El color naranja como obsesión

El título del disco, «-io», hace referencia a un refugio, un lugar al que retirarse. Al principio, pensaba que se trataba de un lugar real, o al menos un lugar real idealizado. Al escucharte me pregunto si no estarías pensando más bien en un refugio mental, en un lugar más psicológico que físico.

Tiene un poco de las dos cosas. Me di cuenta de que estaba escribiendo sobre este espacio mientras estaba en Florida, durante una residencia en la Fundación Rauschenberg. Allí el cielo es increíble, inmenso y espectral, y las puestas de sol son aún más espectaculares, de una lentitud majestuosa, que poco a poco lo tiñe todo de naranja.

El paisaje que imagino para «-io» tiene algo de ese cielo: es más artificial que natural, con rascacielos y grandes edificios de cristal salpicando el horizonte, en los que se refleja una puesta de sol permanente, de un naranja abrasador. Pero no sé si lo llamaría un refugio, es más bien un lugar de paso, un sitio que es preciso dejar atrás para continuar con tu vida.

El naranja, de hecho, es el color protagonista, tanto en el diseño del disco como en los vídeos que has grabado para algunas de las canciones.

Mientras escribía el disco se convirtió casi en una obsesión. Comencé colocando algunas bombillas de color naranja en el estudio, pero poco a poco cambié todas las bombillas del apartamento y empecé a colocar telas y muebles de color naranja por todas partes. Ahora estoy mucho más relajada en ese sentido, y solo quedan un par de bombillas en mi cuarto

El disco más ambicioso a nivel de producción de Circuit Des Yeux

Me gusta mucho el vídeo de Sculpting the exodus, esa imagen al ralentí en la que no se sabe muy bien si estás cayendo o flotando en el aire, que también ilustra la portada del disco.

La gravedad es una cuestión que me interesa mucho. Es la fuerza dominante en esta realidad, y puede provocarte dolor de maneras muy diferentes. Pero también me interesan los agujeros negros, que son unos devoradores de gravedad. Lo interesante es que provienen del colapso de una estrella de neutrones, una masa gigante y pesada que, de repente, colapsa.

Es algo parecido a lo que sucede con las enfermedades mentales: llega un momento en el que puedes colapsar y llegar al suicidio, pero si consigues superar ese momento de implosión, es posible que te liberes del peso que te ata a la tierra y encuentres la manera de sentirte mejor.

«-io» es el disco más ambicioso de toda tu carrera a nivel de producción. Además de la banda habitual de Circuit Des Yeux, incluye una orquesta de pequeño formato. ¿Las emociones y los temas que tratas en el disco son tan grandes que necesitaban un vestuario a su altura?

Me parecía necesario. Mientras escribía el disco me había sentido sola y sin esperanzas, y cuando comenzaba a recuperarme, llegó la pandemia y todo lo que había alrededor era más muerte y desolación. Así que la única manera de salir de esta situación era gritar muy fuerte y muy alto, para expulsar todo ese vacío que se había creado en mi interior.

Al principio, nadie me creía, era la primera vez que escribía arreglos para orquesta, y también la primera vez en mucho tiempo que estaba haciendo todo yo sola. Pero a fuerza de insistir, conseguí que me hicieran caso.

Una pesadilla majestuaosa

¿Es esa la razón por la que has dejado tu sello de los últimos años, Thrill Jockey, y has fichado por Matador?

Esa es la razón, exactamente. En Thrill Jockey me han cuidado mucho, y sin ellos no habría llegado hasta donde estoy ahora, pero no podían asumir las necesidades que tenía para grabar «-io», así que tuve que buscar una alternativa. Aun así, seguimos siendo amigos. Ellos mismos me animaron a dar el paso.

Imagino que grabar un disco con tantos músicos, en plena pandemia, ha tenido que ser bastante complicado.

Me gusta definirlo como una ‘pesadilla majestuosa’. No podía quedar en persona con los músicos que iban a participar en el disco, así que tuve que realizar los ensayos mediante conversaciones de Zoom.

Y luego, cuando por fin entramos en el estudio, no podíamos estar más de cinco personas en la misma habitación, por culpa de las medidas anticovid. Si salían unos músicos del estudio, había que limpiarlo antes de que pudieran entrar los siguientes, y yo lo veía todo desde el cristal de la sala de control. Fue algo desesperante.

Junto al disco, has publicado una guía de escucha que recomienda sentarse en un sitio cómodo, alumbrado con velas o luz escasa, con agua o refrescos a mano… Lo que me sorprende, en realidad, es que aconsejas realizar una pausa en la mitad del disco.

Es un disco muy denso, y también el más largo que he grabado nunca como Circuit Des Yeux, así que no quiero saturar a mis oyentes. Mis discos son como novelas o películas, tienen un arco narrativo en el que las canciones funcionan como capítulos o partes. Pero no es necesario escucharlo de una sentada, puedes pararlo y seguir dentro de un rato o al día siguiente. Igual que no es necesario comerse una tarta de una sentada; si lo haces, podrías enfermar.

Música animada y rítmica

Esa idea de ver los discos como películas me recuerda a tu otro proyecto, Jackie Lynn. En él, todas las canciones están escritas desde el punto de vista de un personaje ficticio.

El uso de los heterónimos es clásico en la literatura, un recurso que permite a los escritores tratar temas o géneros a los que no podrían acercarse con su nombre habitual. En la música, sin embargo, no es tan habitual.

En realidad, no lo veo como un personaje de ficción. Cuando escribo canciones para Jackie Lynn, realmente me siento como si estuviera dentro de ese cuerpo.

Pero sí comparto parte de tus impresiones, porque en algunas canciones he tratado sobre cuestiones que podrían hacerme daño si las cantara como Haley Fohr. Además, al tocar con una banda como Bitchin Bajas puedo hacer música más animada y rítmica, casi de baile. ¿Los conoces?

De hecho, te iba a preguntar por uno de sus miembros. Cooper Crain, ha participado en todos los discos que has grabado en los últimos años.

Cooper fue una de las primeras personas que conocí cuando me mudé a Chicago, hace ahora diez años. Desde el principio, hemos sentido una gran complicidad a la hora de hacer música. Cooper sabe entender muy bien lo que quiero hacer en cada momento, y dispone de las herramientas para llevarlo a cabo. Sin su ayuda, creo que no habría llegado tan lejos. Y además, somos novios.

Las cualidades de la voz en directo de Circuit Des Yeux

Volvamos a Circuit Des Yeux. Acabas de publicar un EP, «Live from Chicago», con grabaciones en directo de canciones de «-io». Con Reaching for Indigo, también publicaste un EP en directo. ¿Qué es lo que te interesa tanto del formato?

Básicamente es la voz. La voz es mi instrumento principal. Es el canal que utilizo para comunicarme con el mundo exterior, y cuando canto en directo las cualidades de la voz son muy diferentes a las que surgen en el estudio.

Es posible que se deba a que las canciones están más asentadas después de tocarlas muchas veces. O que el contacto con el público me haga reaccionar de una manera distinta. El caso es que me gusta mostrar esa otra faceta.

Vendrás a tocar a España en octubre. Imagino que, para llevar al directo un disco tan complejo, tendrás que ampliar la banda con la que sueles trabajar.

Todavía no he cerrado del todo la gira. La intención es llevar la banda completa y añadir un par de músicos más, que toquen el chelo o el violín, para adaptar algunos de los arreglos de -io, y darle una nueva perspectiva a las canciones antiguas. Además, llevaremos las proyecciones que ha preparado Leslie Deckard, que son una parte con mucho peso dentro del espectáculo.

circuitdesyeux.com

Entrevista: Vidal Romero
Fotografía: Evan Jenkins

 

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