Una puerta a un viaje interestelar es lo que se abrió del 19 al 21 de septiembre en Matadero Madrid. LEV Matadero es la cita que va más allá de los sentidos y la conciencia y que ha celebrado ya su séptima edición. Este lugar icónico de la capital volvió a transformarse en un enorme laboratorio sensorial donde el arte digital, la música electrónica, la performance y las realidades extendidas cruzaron fronteras.
LEV Matadero reafirmó su condición de festival-puente hacia futuros críticos. No tanto para escapar del mundo, sino para alterarlo desde dentro. Entre el público especializado, curiosos y creadores, se respiraba la expectativa de disfrutar de una propuesta que reta la separación entre lo humano y lo artificial.
LEV Matadero 2025: un arranque con sonidos corpóreos
En cuanto a las actuaciones, el colectivo Mp3 formado por Arnau Pérez, Pau Vegas y Fernando Careaga abrió fuego en la Nave 10 con pulso y fuerza. Su directo llamado «MP3 Live #1» se concibe como un vacío existencial y un grito de rabia contra la compresión vital en un mundo donde los dispositivos electrónicos y la colectividad digital nos hace ser presas de pantallas.
Una puesta en escena entre el directo con sintetizadores, la danza con el propio cuerpo generando sonidos digitales y la representación teatral con un mensaje con calado que denostaba humanidad en una sociedad cada vez más aséptica. No faltó un jaleado grito de Free Palestine. Grata sorpresa la de un trío con gran pericia a la hora de lanzar flyers autopromocionales como si fueran shurikens. Ovación larga, cerrada y merecida.

Uno de los nombres marcados en rojo de esta edición era el de Myriam Bleau haciendo equipo con Nien Tzu Weng tras su alabado paso por la edición asturiana presentando «Second Self». Ellas simulaban ser dos cyborgs con unas máscaras digitales desde donde manipulaban sonidos. Bien compenetradas, incluso con caricias digitales, pero una vez pasado el efecto sorpresa y que los paneles que les hacían el juego visual se quedaban de manera estática, el show perdía peso y se podía llegar a desconectar por falta de dinamismo y narrativa. Su idea de hacer una ronda de preguntas con el público tras su actuación me pareció más rompedor. Humanidad.

Invocaciones silenciosas y metaversos ruidosos
Si LEV Matadero destaca es por propuestas disruptivas. Vale que una sesión donde el público escucha todo a través de cascos sea algo novedoso. Ya se ha visto en algún after para no molestar a vecinos. Pero el espectáculo de Murcof en medio de la Plaza del Matadero deja un poso diferente. El mexicano las denomina «The Etna Sessions», un ambient tenso con densidad tectónica como si algo estuviera a punto de entrar en erupción.

Solo los que estábamos allí sentados podemos contar la sensación. Algunos la abrazaban con los ojos cerrados como si fuera una meditación. Otros relajados, saboreando la experiencia. El resto de personas, que paseaban y miraban con curiosidad, no tenían ni idea de lo que se movía en nuestro interior. Si hasta se levantó viento y amenazaba lluvia. Experiencia sensorial completa.

Un metaverso teatralizado con motion capture con el colectivo neoyorquino Team Rolfes ha sido de lo más destacado. Con una Lil Mariko derrochando carisma y haciendo el escenario suyo, introdujeron a todos los espectadores de la Nave 10 en una obra teatralizada de realidades virtuales salpicada de guasa y sátira. «321 Rule», que así se llama la pieza, es un deleite tecnológico con estímulos constantes y contando una historia con la que era sencilla de comprar. Muy inmersivo entre canciones hardcore y temas más urbanos Imposible no salir exhausto.
En contraposición, la electrónica más sobria de Carmen Jaci & Matthew Schoen. Un notable show de sonidos vanguardistas tan vigorosos como minimalistas con un trasfondo en el que la infoxicación era el objetivo de crítica en la pantalla. Les tocó una papeleta complicada, las cosas como son.



Experimentación sonora entre la distorsión y sintetizadores modulares
El sábado fue el momento de ARS NATURA, la propuesta de Annabelle Playe, Hugo Arcier, Rima Ben Brahim, que entre paisajes simulados y brutalismo arquitectónico ensayó una visión del post-antropoceno. Arranque potente, opresivo y crudo. Distorsión y ruidismo desde sus sintes modulares que golpeaba y por momentos aturdía.
Todo eso con unos visuales envolventes donde la naturaleza se abre camino. De repente al ambient. Cuando parecía que estabas relajado, calambrazos digitales para recuperar la tensión y vuelta al ruidismo para retomar atmósferas más ambientales con mucha épica. Una pieza que buscaba provocar reacciones y lo consiguió holgadamente a tenor de un aplauso tan largo como estruendoso.

El colectivo SPIME.IM presentó «Grey Line», una pieza visual que convierte el gris en metáfora de la incertidumbre contemporánea. Mucho más estridente y punk con un mensaje bastante desgarrador para decirnos que con tanta guerra, muerte y destrucción estamos jugando con fuego. Y que probablemente nos merezcamos irnos todos a la mierda. Muy desalentador.

Melodias sintéticas y distorsiones infinitas
Ya el domingo por la mañana con Lorenzo Senni y la presentación de su «Canone Infinito Xtended» hubo un respeto máximo. Público atento y metido en su discurso. Sentado en una mesa baja como si fuera a tomar sake pero lo que repartió fue una masterclass en el oficio de crear melodías sintéticas cargadas de preciosismo. El artista muy compungido y sintiendo la emoción de su obra. Pero no dejó de ser una listening party con una ovación final, eso sí, casi infinita.
Matthew Biederman y Alain Thibault con su corta pero concisa «Incertidude» fueron los encargados de cerrar esta edición. Trepidantes y eléctricos. Con más músculo entre distorsiones infinitas, lisergía trancera y unas visuales no aptas para personas con problemas de epilepsia. Cerrar a lo grande para salir tarambanas al escuchar la música del futuro en el presente.


Actividades y realidades alternativas: puertas que se abren
La sección Vortex se consolidó como el epicentro de la experimentación inmersiva en LEV Matadero, con cinco proyectos que empujaron al público a explorar más allá de la percepción cotidiana. Entre ellos destacó «Noire», de Stéphane Foenkinos y Pierre-Alain Giraud, que, mediante realidad aumentada, rescató la memoria de Claudette Colvin y su acto de resistencia contra la segregación racial en 1955, invitando a los asistentes a sentir en primera persona el peso de ese gesto histórico. Un golpe duro que te hace sufrir el racismo y la xenofobia en primera persona.
Otra propuesta sobresaliente en LEV Matadero fue «IMPULSE: Playing With Reality», de May Abdalla y Barry Gene Murphy, narrada por Tilda Swinton, que trasladó al espectador al universo perceptivo de las personas con TDAH. A través de recursos de realidad mixta, la obra materializó mapas sensoriales alterados, interrupciones y superposiciones que hicieron visible, aunque momentáneamente, una forma distinta de experimentar la atención.


Destacar propuestas como «The Sutherland Test» de Adelin Schweitzer, que confrontó la relación entre percepción y control en una especie de Escape Room en grupo realmente curioso donde se juega con conceptos de confianza y liderazgo. «Uncanny Alley» de Rick Treweek, que exploró los ecos inquietantes del metaverso. Además de «*****2025/…*», un proyecto de Carles Castaño Oliveiros, crítica irónica a la sociedad hiperconsumista que llegaba a aturdir y agobiar.



Instalaciones para expandir la percepción en LEV Matadero 2025
En paralelo, instalaciones como «Drift Lattice» de Theo Triantafyllidis, «Liminal» de LP Rondeau hizo las delicias de todas las edades y «Fortune Teller» de Julie Stephen Chheng ofrecieron experiencias interactivas que unieron lo urbano, lo tecnológico y lo natural, transformando cada sala en un portal hacia realidades alternativas.
Estas actividades no actuaron como simples exhibiciones. Funcionaron como palancas para repensar nuestras construcciones de realidad. En ellas, mirar ya no bastaba: era necesario moverse, involucrarse, dejarse atravesar por capas que desordenan las certezas. Eran puertas hacia realidades alternativas, a mundos superpuestos o velados, donde la relación entre tecnología y subjetividad se hace política.


LEV Matadero 2025, supo condensar una edición más, una experiencia intensa donde no sólo ver obras, sino sumergirse en sistemas que reaccionan, respiran, incluso cuestionan al espectador.
Texto: Sergio Bifeis
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