Hay exposiciones que se miran, otras que se leen, y unas pocas que se ven, se huelen, se escuchan y se sienten. «Amazonias. El futuro ancestral», prorrogada hasta el 25 de mayo de 2025 en el CCCB, propone algo más ambicioso: una experiencia para dejarse atravesar.
Hay ramas, hay color, hay olor, hay fotos y filmes, música, obras de arte, libros, estatuas, objetos indígenas y mapas. Y hay muchas palabras, sí, también, porque la propuesta curatorial presenta junto al artista indígenas y activistas, el pensamiento de una región que es central para el futuro del planeta.
La temperatura del planeta y el cambio climático dependen del bosque amazónico, el mayor ecosistema tropical del mundo. Esta muestra coral es un recorrido sensorial por los ríos y los bosques, los sonidos, los olores de la selva, las ciudades, los rituales, las personas y las comunidades amazónicas. Tras navegar por ella se activa una pregunta clave: ¿y si el futuro no es un avance lineal, sino un regreso inteligente? ¿Y si las respuestas a nuestra crisis climática, espiritual y cultural ya estaban escritas en lenguas que Occidente nunca quiso aprender?
Los pilares temáticos que marcan el latido de «Amazonias. El futuro ancestral»
La exposición del CCCB presenta 4 secciones principales. Nada más entrar, lo primero que se impone no es una obra, sino un murmullo. No sabes si es el río, el viento o algo más profundo que no tiene nombre. Esa vibración atraviesa todo el despliegue: no se trata sólo de la Amazonia, sino desde la Amazonia. Desde sus cuerpos, sus luchas, su memoria viva. Y también desde nuestra mirada occidental.
El mensaje de las raíces
Este primer ámbito de la exhibición cuestiona la idea de la Amazonia como “selva virgen” y muestra cómo esa visión ha legitimado siglos de explotación. Reivindica el territorio como un espacio moldeado por culturas indígenas desde hace milenios, concebido como un «gran jardín» donde naturaleza y espiritualidad conviven en equilibrio. Aquí se presentan plantas usadas en rituales curativos, una maloca (cabaña ceremonial) auténtica construida en el CCCB, y murales creados in situ por artistas indígenas.


Un árbol hecho de agua
Esta sección presenta la Amazonia como un territorio fluido y diverso, atravesado por múltiples culturas a lo largo de sus casi 7.000 kilómetros que atraviesa 9 países (Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Surinam, Guyana y Guayana Francesa), se hablan más de 300 lenguas y es el habitat de 400 pueblos indigenas. Aquí confluyen saberes indígenas, afrodescendientes y migrantes ribereños, generando formas de vida resistentes frente a la homogeneización colonial. Aquí el visitante entra en contacto con sonidos, lenguas, músicas y representaciones configuran un mosaico vivo, entre el pasado y el presente.
Bonanzas voraces
La explicación de cómo la idea de bonanza se transforma en violencia en el contexto del extractivismo amazónico. La explotación de recursos naturales ha provocado devastación ambiental y desplazamientos forzados que siguen marginando a las comunidades indígenas y afrodescendientes desde la colonización europea en el siglo XVI hasta hoy. A través de imágenes, archivos y testimonios, se retratan las luchas de líderes, activistas y especialistas por la defensa del territorio, muchas veces pagadas con la vida.

Somos un tejido
El cuarto y último ámbito, pone el foco en las relaciones de interdependencia que sostienen la vida en la Amazonia. Muchas comunidades comparten el uso ritual de plantas visionarias como la ayahuasca como medio para conectarse con sus ancestros y con las presencias invisibles del bosque, espíritus que guían, protegen y enseñan. Estos saberes no son creencias aisladas, sino como parte de un entramado de vida donde humanos, animales y plantas coexisten en equilibrio. La supervivencia no se concibe sin cuidado mutuo, todo está vinculado.

Piezas de artistas, fotografías y artefactos rituales que oscilan entre lo visual y lo sonoro, y entre lo documental y lo simbólico
«Amazonias. El futuro ancestral» reúne piezas de artistas, líderes indígenas, archivos científicos y utensilios para rituales. La exposición presenta obras de nueva creación encargadas expresamente a artistas y colectivos indígenas y no indígenas, que trabajan en conexión directa con los territorios. Algunos de los momentos más potentes llegan con los murales creados in situ por el Colectivo Mahku o el Colectivo Água, por artistas como Rember Yahuarcani, Elías Mamallacta, Olinda Silvano y Cordelia Sánchez.
También destacan las instalaciones de Santiago Yahuarcani y Nereyda López, y las fotografías y los montajes audiovisuales de Andrés Cardona. Además cuenta con las obras individuales y fotografías de Musuk Nolte, Rafa Bqueer, Sheroanawe Hakihiiwe, Lalo de Almeida o Luiz Braga entre otros.

La experiencia expositiva cuenta con aromas del Amazonas que van desde la lluvia fresca de la selva hasta el olor de los árboles quemándose. Olores transportados por Claudi Carreras, el comisario, desde la selva a Barcelona y traducidos a velas.
Y luego están los colores. Esos tonos imposibles —verdes eléctricos, rojos que arden, fluorescentes casi digitales— que uno suele asociar al glitch, pero que aquí provienen de pigmentos naturales y plumas sagradas. Todo parece familiar y, a la vez, completamente otro. Un trance visual donde los bordes entre tradición y presente se disuelven.



Rituales ancestrales donde la espiritualidad no es evasión, sino ecología
En este viaje visual hay momentos que parecen diseñados para Instagram. Pero el gesto no se queda en lo estético, sino que trata de revalorizar saberes que durante siglos fueron silenciados, folklorizados o directamente exterminados. La ayahuasca —tan de moda ahora en círculos de bienestar occidental— aquí no es un servicio para europeos perdidos, sino un portal, un territorio. Un puente hacia una cosmovisión donde todo está conectado y donde la espiritualidad no es evasión, sino ecología. Así lo manifiesta el mural de Elías Mamallacta, una obra hipnótica y vibrante, cargada de motivos chamánicos, realizada con pinturas elaboradas a base de miel y pigmentos naturales siguiendo la tradición ancestral kichwa.
Un espacio de resistencia en «Amazonias. El futuro ancestral»
La Amazonia que se despliegan en esta entrega del CCCB no son idílicas, ni puras. Están heridas, contaminadas, intervenidas, pero, aun así, profundamente potentes. También es deforestación, minería ilegal, ciudades invisibles. Pero el relato no se construye desde la culpa, sino desde el deseo de escuchar a quienes han vivido allí antes de que inventáramos los mapas. Esta propuesta expositiva sobre las Amazonias genera un espacio de resistencia, pero también de imaginación. De futuro, pero con raíces.


Salir del CCCB después de un pasar un tiempo entre vapores, cantos chamánicos y datos duros, deja una sensación extraña. Algo entre la incomodidad y la culpabilidad. Como si cuerpo hubiese estado en otro lugar. En un tiempo circular donde el futuro se parece sospechosamente a un pasado que nunca debimos perder de vista. El CCCB nos tiene acostumbrados a exposiciones totalmente fascinantes, y esta que aquí nos ocupa, te dejará sin aliento.
«Amazonias. El futuro ancestral» ha sido prorrogada hasta el 25 de mayo de 2025, ofreciendo una oportunidad adicional para sumergirse en este viaje sensorial y reflexivo por esta región tan importante para el planeta. Aunque la situación es grave, aún hay tiempo, para ello debemos bajar el volumen, dejar de proyectarnos, y mirar sin fagocitar.
Amazonias. El futuro ancestral
Exposición prorrogada hasta el 25 mayo 2025
Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, CCCB
Montalegre, 5 – 08001 Barcelona
Texto: María Muñoz
Fotografía cabecera: Luiz Braga. «A Preferida», 1985. Cortesía del artista.
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