En apenas seis años, Gnod se han convertido en una de las bandas más volcánicas e inclasificables dentro de la escena psicodélica inglesa. Un colectivo de tamaño y naturaleza variable, con especial habilidad para dar forma a largas y extrañas jams espaciales, cargadas de energía oscura. Su último disco, el estupendo Mirror (Rocket, 2016), añade a la ecuación un cierto espíritu punk, en el que tiene mucho que ver su enfado con las políticas neoliberales que, según ellos, están destruyendo Inglaterra. Paddy Shine, portavoz de la banda, habla de todo esto desde sus cuarteles en la academia de arte de Islington Mill, a tiro de piedra de la ciudad de Manchester.

La última vez que hablé con vosotros los nombres de los músicos eran un secreto, y afirmabais ser parte de un colectivo muy grande, en el que había gente entrando y saliendo. Desde hace un par de años, sin embargo, ya es evidente que existe un núcleo de cuatro personas al que se añaden colaboradores ocasionales. ¿Qué es lo que ha cambiado? ¿Os habíais cansado de tocar en las sombras, disfrazados con máscaras? En realidad, creo que se trata de una progresión natural. No nos gusta estar demasiado tiempo en un mismo sitio, y jugar con el anonimato era sólo una más dentro de las muchas facetas que definen Gnod. La verdad es que sólo hay dos miembros que hemos estado desde el principio, que somos Chris Haslam y yo (y que también tenemos un proyecto paralelo, Dwelling & Druss). Marlene Ribeiro (aka Negra Branca) lleva con nosotros ocho años, Alex Macarte (aka AHRKH) ha estado por aquí cuatro años, y luego tenemos a Andy, que ha sido nuestro técnico de sonido y de directo desde hace más de cuatro años, y que también toca la batería de vez en cuando en nuestros discos. Para complicarlo todo, seguimos tocando de manera más o menos regular con David McLean, así que se podría considerar un miembro en la sombra, y últimamente hemos reclutado a dos nuevos baterías, que ya aparecerán como parte de la banda en el próximo disco. Como vez, es bastante confuso intentar definir de una manera precisa qué o quiénes son Gnod. Ya han pasado más de cuarenta personas por nuestras filas.

Desde mi punto de vista, ese repliegue hacia un núcleo compacto ha venido acompañado de discos aún más inspirados. Aunque se trata de dos bestias muy diferentes, tanto Infinity Machines como Mirror contienen algunas de las canciones más coherentes y mejor terminadas de vuestra carrera. Después de la expansión brutal que supuso Infinity Machines nos apetecía grabar algo mucho más básico y directo, reducirnos a un formato más cercano al de una banda clásica de punk. Ya veremos qué sucede cuando nos pongamos con el próximo disco.

Desde luego, Infinity Machines era un disco de espíritu muy conceptual. Cercano al ambient, o a la música meditativa –algo que tal vez se debiera a la abundancia de drones y sonidos electrónicos que había en su interior. También era un disco muy largo, que parecía querer mostrar todas las facetas que esconde Gnod en su interior. Cuando comenzamos a grabar el disco teníamos un par de ideas, pero lo cierto es que la mayoría de las canciones se escribieron en el estudio de grabación que montamos para la ocasión. En cuanto a los instrumentos utilizados también los escogimos de una manera casual, pero luego terminaron por convertirse en auténticos protagonistas. Dentro de la habitación había un bajo con un amplificador, pero no guitarras. Teníamos una batería, una caja de ritmos, un MPC, sintetizadores modulares y digitales y un piano Rhodes. Nos pareció interesante trabajar de esa manera, intentar construir todo un universo a partir de ese puñado de instrumentos. El concepto todavía no se había desarrollado del todo, pero ya empezábamos a ver las cosas claras.

Esa nueva manera de trabajar también se veía reflejado en la portada: unos enigmáticos dibujos, que parecían sacados de algún test de Rorschach, que contrastaban vivamente con los collages y fotografías que habían ilustrado vuestros discos anteriores. Y también en los títulos de canciones, que resultaban mucho más luminosos de lo habitual. El concepto global surgió de algo que leí en un libro, que decía que el cerebro humano es una máquina infinita con infinitas posibilidades. Así que yuxtapusimos ese concepto con la idea de que en el mundo actual hay muchos adictos a máquinas malvadas que destruyen la capacidad de pensar. Los títulos terminaron por definirse mientras estábamos mezclando los temas y, en este caso, sirvieron para reforzar ese concepto.

A pesar de su duración y de que no hace ningún tipo de concesiones, Infinity Machines tuvo una recepción muy buena, al menos a nivel crítico. ¿Os ayudó eso a crecer de algún modo como banda? Ah, sí, la verdad es que ahora somos millonarios y desayunamos con Moet Chandon. No, curiosamente vendimos más o menos las mismas copias que con los cinco discos anteriores, a pesar de que, como tú dices, el apoyo de la prensa nos sirvió para tener mucha más visibilidad.

Frente a esa criatura tan compleja, Mirror es una interpretación bastante personal de lo que debería ser un disco de punk rock. Uno que toma referencias de bandas de los ochenta, como Swans o Young Gods, y que también utiliza una estructura de canción más clásica. Simplemente fantaseábamos con volver a algo más básico y sencillo. Y además, teníamos almacenada mucha ira hacia la situación política en Inglaterra, que parecía más apropiado expresar con una combinación clásica de guitarra, bajo, batería y voces.

¿Y qué es lo que os molesta de la situación política? No quiero entrar de nuevo en eso, porque en el fondo ninguno de nosotros tiene ni idea de lo que se cuece ahí arriba y de todo lo malo que está por llegar. Así que todo lo que puedo decirte es que estamos en contra del fanatismo, del sexismo, del racismo, de la homofobia y el fascismo en cualquiera de sus desagradables formas.

Para terminar, me interesa mucho vuestra residencia permanente en la Academia de Arte de Islington Mill. ¿Qué os aporta estar en un lugar como ese? Islington Mill es nuestro local de ensayo, es el sitio en el que vivimos, es nuestro lugar de trabajo y el de la diversión. Llevamos ya siete años allí, y es así porque compartimos la ética de trabajo y de creatividad que tienen los artistas que residen en el espacio. Además, es un lugar en el que siempre aparece gente interesante, desde locos tahúres a artistas de prestigio internacional, y eso aporta a la comunidad una energía que se puede tocar.

 

gnod.bandcamp.com

 

Entrevista: Vidal Romero

Entrevista selección Jägermusic.

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