La buena música no hay que entenderla, sólo sentirla y escucharla, solo así, saca lo mejor de uno mismo… Esto es lo que nos pasa a todos los que asistimos año tras año al Festival Convenanza: volvemos sabiendo que nos han dado aquello -y de la forma en que lo hacen- que casi nadie se atreve a ofrecernos en la escena. La tranquilidad de saber que musicalmente y socialmente, es un festival sano, en el que los artistas, organización, staff y público estamos conectados a través de la buena música. Este tipo de cosas son las que no se pueden “comprar” y hacen tan especial a este festival francés. La cuarta edición del festival del capo Andrew Weatherall se celebró los pasados días 22 y 23 de septiembre de 2017, y una vez mas OCIMAG como media partner, estuvimos allí para no perdernos ni un detalle.

Este año nos dispusimos a ir a la cuarta edición del festival Convenanza un día antes, para poder disfrutar de la pre-party en Bistro Du Marche (donde pincharon Richard Linon y Kristy K.). En esta ocasión viajamos en tren, por cortesía de RENFE-SNCF (www.renfe-sncf.com): un viaje de ida y vuelta por la costa catalana y francesa en la línea de alta velocidad; la verdad que se viaja cómodamente y además en sólo 3 horas ya estábamos en Sète, desde la estación Sants de Barcelona. Esta línea de alta velocidad tiene su última parada en París, conexiones que nos llevan rápidamente a nuestro país vecino, en el cual sabemos que hay muy buena música y es gran generador de arte en general. Un ejemplo, con Renfe-Sncf podemos plantarnos en el Silencio Club (de David Lynch) o en Rex Club de París en tan solo 5 horas, pero en esta ocasión, aprovechamos la linea de alta velocidad  para llegar al Convenanza.

Sète es un pueblo pesquero -tuvimos el placer de degustar las ostras del criadero de Tau entre otros manjares-, e impresiona mucho cuando llegas a la playa y contemplas el Théâtre de la Mer -la localización 2017 del festival-, el anfiteatro romano está construido junto al mar, y las vistas al Mediterráneo y a la puesta de sol justo detrás del escenario, son simplemente imponentes. Es paradójico pensar que hace un par de miles de años existían personas “haciendo arte” justo en ese mismo lugar. Al igual que el emplazamiento de 2016 -la Ciudad Medieval Carcassone-, la magia se palpaba ya sólo estando en la localización del festival, de hecho, este uno de los puntos fuertes del festival de Andrew Weatherall, la magia de todos los detalles de la organización, hasta en las localizaciones, son extremadamente especiales. Además, como ya hemos comentado muchas veces en OCIMAG, el nivel gastronómico que ofrece esta cita -de estrella Michelín- es algo que solo puede explicarse si lo has probado… También era un placer que justo en la entrada principal al anfiteatro existiera la oportunidad de hacerte con vinilos o cassettes -sí sí, cassettes!- del sello Höga Nordentrevistados en OCIMAG-, delicatessen por todos lados.

El viernes 22, el primer día del festival, ya nos dimos cuenta que musicalmente Weatherall, siempre tiene un plan perfecto. Él no escoge la música al azar, ni pone nada porque sí. Tanto él, como su compañero Sean Johsnton -el 50% de A Love From Outer Space– saben muy bien lo que hacen. El viernes fue Andrew quién dio el pistoletazo de salida al Convenanza con una sesión en la que tuvieron mucha presencia el reggae -electrónico a ratos-, y el dub, rozando el trip hop y el hip hop europeo. Aquí Weatherall nos está diciendo algo… Es uno de los pocos artistas a los que no hay que comprender, sólo escuchar. El cierre corrió a cargo de él y Sean Johnston, como A Love From Outer Space, y aquí la cosa se puso muy muy interesante. La seriedad, el tono de madurez, y la profundidad que fue cogiendo la sesión a lo largo de las tres horas que se marcaron para cerrar el primer día del Festival, fue espectacularmente notable. Una sesión de baile con mucha técnica, mucho carisma y una muy buena selección que nosotros definimos como inteligencia musical. Pasaron por casi todos los estilos de club a un ritmo adecuado para poder escuchar y disfrutar tanto las mezclas como de cada track. He de decir que la selección fue de una calidad desmesurada -de hecho muchos temas eran tan eclécticos que eran prácticamente desconocidos-, y el factor sorpresa era máximo y constante.

El mismo día, disfrutamos de dos de los live que más estábamos esperando en OCIMAG: el de Autarkic -entrevistado en OCIMAG-, y el de la banda Föntan. Además, la conjugación de ambos en la misma noche fue una de las ideas más brillantes de Weatherall. Etiquetar directos como el de Autarkic es muy difícil; presentó su último álbum I Love You Gotta Way, cantando en directo y conectando con todo el público del Anfiteatro. El sonido era limpio y contundente, y él y su presencia, conseguían hacernos partícipes de su arte en todo momento. Sonidos metálicos evocando al rock y al punk a través de la electrónica, bajos gruesos y cajas calientes, música de club reinterpretada con sintetizadores e influencias folclóricas que navegaban entre mares de synth wave y pop muy oscuro. Mucha personalidad. Por su parte, Föntan, presentaron un sonido que parecía que estabas escuchando un vinilo y podías sentir la aguja sobre él, por momentos nos hacían recordar a grupos como Can y Neu¡. Rock psicodélico con matices krautrock, fusionado con techno y con dub… Una visión especial y taciturna de la música del pasado y del futuro, a través de la psicodelia en diferentes versiones.

Lo que ocurrió de sábado 23 -segundo día del festival- no tiene nombre, bueno sí… Baris K, The Junto Club y Happy Meals. Baris K es un artista todoterreno, tanto hace la apertura de un festival -con tranquilidad, clase y elegancia- encendiendo a la gente ya a las 20:00 h., como cierra el mismo con un b2b con Weatherall, y pone más patas arriba aún el Théâtre de la Mer. Bailamos como poseidos tanto en la apertura como en el cierre, disfrutando de este dj tan completo que nos llevó a todos a su terreno: electrónica de baile llena de brillos, trucos magistrales, y una mezcla de música de club vanguardista y rabiosamente actual. En técnica, selección y actitud, Baris K es un 10 sobre 10.

Los directos del sábado noche con The Junto Club y Happy Meals fueron también de alto nivel. The Junto Club es uno de los nuevos descubrimientos de Weatherall de este año, punk electrónico cargado de raíces alemanas que rozan el rock y el dark wave, pero con una visión joven, fresca y futurista. Se trata de una banda de chicos menores de 30 años que, sin quererlo, se han convertido en la nueva esperanza de muchos «creyentes», y con razón. Por su parte, gracias a Happy Meals, volvemos a adorar el synth pop y el bizarrismo encima del escenario: voces rasgadas, dark synth, pop súper electrónico y sonidos fríos llenos de emoción: un directo muy sorprendente.

Este 2017, la magia volvió a suceder en el festival Convenanza. Lo que ocurre en esta cita anual, dice mucho año tras año acerca de la escena actual y de cómo se enfoca y organiza un festival gourmand desde el amor a la música. Demuestra lo importante que es hacer todo por el arte, con mimo, poniéndole agallas y arriesgando de verdad en muchos aspectos. Hemos podido ver a los artistas desarrollando sin presión sus directos y sets dentro de un proyecto que es mucho más que un simple festival. Una cita con mucha personalidad y con una voz y un arte tan potentes, que nos permite ser libres mientras se celebra. Esta forma de trabajar y sentir el arte de la música, dice mucho… Sin duda: ¡Nos vemos el año que viene!. Convenanza, turning listeners into believers.

www.convenanzafestival.com

Texto: Sandra Montosa
Fotos: Lucie Zorzopian

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